Si formas parte de los que consumen chía para absolutamente todo, puede que estés poniendo en riesgo tu salud.
Todo mundo se preocupa por su salud y busca hacer hasta lo imposible por mantenerla bien. Desde dietas macrobióticas hasta el consumo excesivo de semillas, forman parte de la alimentación diaria de quienes están involucrados en la onda fitness.
Si bien es verdad que algunos ingredientes son más beneficiosos que otros, nunca hay que perder de vista que todo en exceso hace daño. Y para colmo, una de las semillas de moda y de mayor consumo es la chía, misma que tiene efectos secundarios y posibles contraindicaciones en el organismo.
Se sabe que la chía aporta ácidos grasos esenciales como el Omega 3 y otros nutrientes como calcio, fibra y antioxidantes, los cuales son buenos para reducir el colesterol malo, controlar los niveles de azúcar en la sangre, prevenir el estreñimiento y bajar de peso; sin embargo, la chía no es recomendable para personas con problemas de hipertensión o hipotensión, personas medicadas, personas con diabetes, diarrea o aquellos quienes toman anticoagulantes.
Si no sufres de ninguna de estas enfermedades, quizá igual quieras tener cuidado al momento de consumirlas crudas. Una de su propiedades es la de absorber líquidos, de hecho son capaces de retener hasta 27 veces su peso en agua, lo cual contribuye a que te sientas más llena luego de ingerirlas.
Como sabrás, la chía se vuelve un gel al entrar en contacto con el agua, pero estarás en problemas si esto sucede antes de llegar a tu estómago (como le sucedió a esta persona). Según el Colegio Americano de Gastroenterología se han detectado casos en los cuales la chía se expande mucho antes de lo debido, específicamente en el esófago.
Así que si tienes problemas con esta zona de tu aparato digestivo o tragando tus alimentos, deberías cuidarte de este alimento. Pero, para evitar inconvenientes es mejor que las remojes antes de hacer el famoso pudín o de agregarla en tus demás preparaciones.
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