El sedentarismo excesivo, las largas jornadas de trabajo de pie, la mala circulación, las tareas rutinarias en el hogar o, incluso, la subida de las temperaturas tanto en primavera como en verano pueden ser factores que invoquen una sensación continua y frecuente de cansancio en las piernas causando, ocasionalmente, mucho dolor y generando la aparición de las tan temidas y antiestéticas varices.
Salvo en los casos en los que las molestias estén directamente relacionadas con la presión sanguínea en la zona -que deben ser tratados por especialistas médicos-, esta clase de dolor puede ser aliviado mediante la utilización de sencillos remedios caseros.
Aliviar el dolor de piernas mediante remedios caseros
Uno de los grandes remedios caseros para combatir los efectos de las piernas cansadas consiste en la preparación de baños de agua tibia. Tan sólo debemos introducir las extremidades en un cubo dejando que el agua nos cubra, como mínimo, hasta la zona de las pantorrillas. Para una mayor efectividad del tratamiento podemos añadir sal marina, sal de mesa, sales de baños naturales o alguna planta que disponga propiedades antiinflamatorias a la par que relajantes, como por ejemplo la malva.
El aceite de coco resulta un excelente calmante muy utilizado a modo de remedio casero para tratar tanto el dolor en las piernas como las inflamaciones en las rodillas. Este producto ha de aplicarse tibio sobre las extremidades inferiores todas las noches si se trata de una dolencia leve y hasta tres veces al día si las molestias resultan más severas. También podemos masajear las piernas doloridas con una mezcla muy útil consistente en una combinación de alcanfor (15 gramos) con aceite de mostaza (250 ml).
La ausencia de ejercicio físico así como una alimentación deficiente pueden ser factores clave para inducir fuertes dolores en las piernas. De esta manera, resulta aconsejable comer de forma saludable introduciendo en nuestra rutina alimentaria el consumo de cantidades importantes tanto de fruta como de verdura, así como la ingesta de al menos dos litros de agua diarios. Si a los problemas en las piernas se suma una mala circulación sanguínea, la práctica de una actividad física aeróbica se vuelve prácticamente imprescindible para remitir las molestias.
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